Una neoplasia es entendida como la formación incontrolada e inusual de tejido en el organismo, la cual se produce de forma independiente, sin motivo de utilidad aparente y de manera irreversible. Las personas que se enfrentan a este crecimiento anormal de tejido suelen experimentar ciertas reacciones que indican que algo no anda bien. Sin embargo, puede que, en ocasiones, no sean capaces de determinar si se trata de una neoplasia, por lo que, a continuación hablaremos acerca de los síntomas de la neoplasia, cuáles son y qué se puede hacer para tratarlos.
Síntomas de la neoplasia
En primer lugar, se debe saber que existen distintos tipos de neoplasia: está la neoplasia benigna y la neoplasia maligna. Esta última es mejor conocida como cáncer y puede presentar signos y señales diferentes dependiendo del lugar en el que se desarrolle el mismo.
Sin embargo y por lo general, los principales síntomas de la neoplasia suelen incluir lo siguiente:
- Pérdida de peso inexplicable.
- Fiebre.
- Cansancio y fatiga.
- Dolor, que puede variar según la zona en la que se produzca la neoplasia.
- Alteraciones en la piel, tales como hiperpigmentación, ictericia, eritema, prurito, etc.
Además de lo anterior, pueden experimentarse otros síntomas de la neoplasia, tales como:
- Alteraciones con respecto al hábito de evacuación o en el funcionamiento de la vejiga.
- Llagas que no cicatrizan.
- Manchas blancas en el interior de la boca.
- Sangrado o secreción anormal.
- Formación de una masa en alguna zona del cuerpo.
- Indigestión y disfagia.
- Tos y ronquera persistentes.
Cómo tratar los síntomas de la neoplasia
El tratamiento de los síntomas de la neoplasia dependerá del tipo de neoplasia del que se trate.
En el caso de la neoplasia maligna, el tratamiento implica procedimientos de intervención quirúrgica, así como radioterapias y quimioterapias. De igual forma, puede incluir la ablación de ciertas partes del organismo como medida para tratar la enfermedad.
Por otra parte, el tratamiento para la neoplasia benigna suele implicar la extracción del neoplasma mediante una intervención quirúrgica, aunque en ocasiones este procedimiento se considere contraproducente o delicado. Como medida adicional, se incluyen los controles médicos periódicos, a los fines de controlar el crecimiento del neoplasma y cuidar que el mismo no se convierta en un neoplasma maligno o cáncer.